
En el proceso de alfabetización musical, uno de los momentos más significativos ocurre cuando el estudiante logra reconocer y ejecutar una melodía que ya conoce por su experiencia auditiva previa. Este punto de contacto entre el mundo sonoro interiorizado (la memoria auditiva) y el lenguaje simbólico de la música escrita (la partitura) inaugura un vínculo poderoso entre percepción, comprensión y acción musical.
Las primeras melodías que se aprenden a leer y tocar cumplen un rol formativo doble: por un lado, ofrecen material accesible, conocido y motivador; por otro, introducen de manera práctica los principios fundamentales de la lectura melódica, la orientación tonal, el sentido rítmico, el desarrollo auditivo y la coordinación técnico-cognitiva necesaria para la ejecución instrumental o vocal.
Este artículo tiene como objetivo explorar en profundidad el valor pedagógico de las primeras melodías, los criterios para su selección, las habilidades que se desarrollan al trabajar con ellas y las estrategias metodológicas que pueden facilitar su abordaje. El marco conceptual pertenece al primer bloque de una formación musical inicial centrada en el desarrollo de la lectura comprensiva.
1. El valor pedagógico de las melodías conocidas
Cuando un estudiante reconoce una melodía antes de tocarla, su aproximación a la partitura cambia radicalmente. Ya no está enfrentando una serie de símbolos abstractos sin referencia, sino una imagen sonora anticipada, una guía interna que lo orienta.
Esto permite:
- Anticipación auditiva: El estudiante “sabe cómo suena” lo que va a tocar, incluso si nunca leyó esa partitura antes.
- Control del error: Al detectar discrepancias entre lo que suena y lo que esperaba o conocía, el alumno puede corregirse sin necesidad de una figura externa.
- Aumento de la motivación: El reconocimiento de una melodía conocida genera entusiasmo, identificación y sentido de logro.
- Transferencia de conocimientos previos: Se aprovecha la memoria auditiva preexistente para reforzar el aprendizaje simbólico y técnico.
El trabajo con melodías conocidas, entonces, no es solo una estrategia de transición hacia el repertorio académico, sino una forma estructural de aprendizaje musical contextualizado y significativo.
2. Criterios para la selección de las primeras melodías
La elección del repertorio inicial debe hacerse con criterios pedagógicos que respeten tanto las capacidades del alumno como el contexto cultural. Las siguientes dimensiones orientan esta selección:
a. Simplicidad melódica
- Melodías con pocos grados de la escala (preferentemente entre 3 y 5).
- Predominio de movimiento conjunto (intervalos de segunda).
- Inclusión paulatina de terceras como saltos melódicos.
b. Rango ambitus reducido
- Melodías que no superen una sexta o una octava.
- Permiten una ejecución cómoda, sin necesidad de grandes desplazamientos.
c. Ritmo sencillo
- Figuras rítmicas simples (blancas, negras, corcheas).
- Pocas variaciones rítmicas para centrar el foco en la lectura melódica.
d. Estructura formal clara
- Frases simétricas, con estructuras A–A, A–B, o A–A–B.
- Repetición melódica que facilite la memorización.
e. Conocidas por el estudiante
- Canciones populares infantiles, temas folklóricos, himnos escolares, melodías de películas o juegos.
- Es fundamental que el alumno pueda cantar la melodía sin ayuda antes de leerla.
3. Ejemplos de primeras melodías (sugerencias generales)
A continuación, se presenta una lista orientativa de melodías que suelen ser adecuadas para los primeros pasos en lectura melódica. La elección debe adaptarse al contexto cultural de los estudiantes y su entorno musical:
- “Estrellita, ¿dónde estás?”
- “Los pollitos dicen”
- “Do re mi” (de «La novicia rebelde»)
- “Oda a la Alegría” (fragmento de la 9ª Sinfonía de Beethoven)
- “Campanita del lugar”
- “Arroz con leche”
- “Frère Jacques” (Martinillo)
- “Cumpleaños feliz”
Estas melodías pueden transponerse a tonalidades más accesibles según el instrumento o la tesitura vocal, por ejemplo, Do mayor para piano, o Sol mayor para instrumentos de viento y cuerdas.
Ejemplos en formato de video.
Estrellita
Jingle Bells
Himno a la alegria
Feliz cumpleaños
4. Habilidades desarrolladas al trabajar con melodías conocidas
a. Reconocimiento de patrones
El estudiante empieza a ver en la partitura lo que ya conoce por el oído. Esto lo entrena para identificar patrones melódicos, rítmicos y formales.
b. Coordinación psicomotriz
Leer y tocar simultáneamente implica una integración entre percepción visual, memoria auditiva, análisis cognitivo y ejecución motora.
c. Interiorización de la escala
Las melodías conocidas refuerzan la relación entre los grados de la escala y sus funciones tonales. Por ejemplo: tónica, dominante, sensible.
d. Afinación y entonación
El alumno puede comparar lo que ejecuta con lo que ya escuchó, afinando su percepción y corrigiendo desviaciones auditivamente.
e. Lectura comprensiva
Se fortalece la lectura como interpretación con sentido, no como reproducción mecánica de signos. Leer es decir algo musical, no sólo identificar notas.
5. Progresión metodológica: leer y tocar
a. Etapa preparatoria: cantar primero, leer después
Antes de leer una melodía, el alumno debe haberla cantado o escuchado varias veces, preferentemente acompañado por el docente o grabaciones.
Esto asienta el esquema melódico y rítmico en la memoria. Cantar también vincula la lectura con la respiración, la frase y la expresividad.
b. Lectura entonada
El estudiante canta la melodía leyendo directamente desde la partitura, buscando que su voz siga fielmente la dirección melódica.
Este paso es clave para establecer una lectura sonora, donde cada nota escrita se vincula a una altura precisa y no abstracta.
c. Ejecución instrumental
Una vez que la melodía ha sido interiorizada vocal y visualmente, se pasa a la ejecución en el instrumento. Esto puede ser en piano, flauta, guitarra, u otro instrumento accesible para el alumno.
Se trabaja:
- Digitación adecuada
- Coordinación entre manos y lectura
- Fluidez rítmica
- Expresividad
d. Trabajo por secciones
Es recomendable dividir la melodía en frases o fragmentos cortos. Esto permite mayor concentración, práctica segmentada y comprensión formal.
e. Relectura y variación
Una vez tocada correctamente, se puede:
- Tocar la melodía en otras tonalidades (transposición).
- Acompañar con acordes simples (Do, Sol, Fa).
- Improvisar pequeñas variaciones.
- Tocar a dúo con el docente.
6. Sugerencias pedagógicas complementarias
- Utilizar colores o marcas visuales para destacar patrones repetidos o cambios importantes.
- Asociar cada grado de la escala a un número o sílaba (do-re-mi) para trabajar la relación entre nombre, altura y posición.
- Registrar en video o audio las ejecuciones del alumno, para trabajar la retroalimentación con mayor conciencia.
- Trabajar la melodía con distintos niveles de apoyo: primero con nombres de nota escritos, luego sin nombres, luego memorizada.
7. Una experiencia formativa multisensorial
El trabajo con melodías conocidas no es un fin en sí mismo, sino una vía para integrar múltiples formas de aprendizaje musical: visual, auditiva, corporal, emocional y cultural.
El hecho de que el alumno reconozca, lea, cante y toque una melodía significativa para él le permite construir un sentido de pertenencia al mundo musical, facilitando el desarrollo de su identidad artística, su confianza y su capacidad expresiva.
En este sentido, leer y tocar una melodía no es simplemente ejecutar un ejercicio: es comunicarse con un lenguaje universal desde un punto de anclaje familiar, lo cual es una de las experiencias más potentes de la formación musical inicial.
Conclusión
El abordaje de las primeras melodías conocidas dentro del Bloque 1 permite consolidar los principios básicos de la lectura musical en un entorno de familiaridad, motivación y significación. Al trabajar con estas melodías, el alumno entra en contacto con la esencia del lenguaje musical: una sucesión de sonidos que no solo pueden ser comprendidos y reproducidos, sino también sentidos, recordados, compartidos y recreados.
“Leer y tocar” se convierte, entonces, en una síntesis de habilidades que trascienden lo técnico, abriendo al estudiante a la experiencia estética, cultural y humana de hacer música.